Cómo incide en nuestro estado de ánimo la calidad de nuestra iluminación en casa. Seguro que ahora que pasamos más tiempo en ella, nos percatamos de esa sutiliza. La fotosensibilidad es una cualidad de nuestra propia naturaleza, por ello, los tonos de luz del blanco frío al blanco cálido generan inconscientemente un estado de ánimo que pueden ir desde la sensación de hiperactividad instintiva hasta emociones de paz y relajamiento.
De aquí, que los llamados grados Kelvin que nos sirven para medir los matices de la iluminación como estándar de denominación internacional, nos permiten identificar de mejor manera sus aplicaciones en el diseño de un buen proyecto de iluminación. Por ello, cuando compren una luminaria en el empaque de productos de calidad siempre nos señala los K (Kelvin) que van del más cálido 2700-3000K intermedio 4000K y hasta los blancos fríos desde 6000k hasta 8000k. Cada tonalidad tiene una intención o aplicación, por ejemplo, para sala, recámara y comedor siempre recomendamos luz cálida ( 2700-3000K) hará que el confort sea una invitación para la charla y la relajación. La mayoría de los restaurantes de alto diseño siempre usan luz cálida.
En cambio, para áreas de trabajo como estudios y oficinas, recomendamos la temperatura ( 4000K), incluso para quien ha vivido acostumbrado al tono blanco frío( 6000K) lo recomendable es usar el intermedio, ya que los efectos ópticos son mucho más saludables. Por ello, el uso del blanco frió debe ser limitado poco a poco de nuestro espacios habitables. Y solo lo recomendamos para aplicaciones muy especiales de tipo industrial, agroindustrial, entre otros.
Para tomar la mejor decisión consulta a nuestros expertos, ellos te ayudarán a definir la mejor aplicación.